La honestidad es un imperativo ético capital del comunicador. En ella se sustenta su credibilidad, que es el mayor patrimonio moral para el ejercicio de su responsabilidad social.
Por eso preocupa el aumento en la comisión de dos faltas que lesionan la integridad académica y profesional: la falsificación de datos y el plagio.
La falsificación de datos a sabiendas es una mentira, cometida muchas veces para la obtención de un beneficio personal inmediato a través de un engaño a terceros.

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